jueves, 20 de junio de 2013

Teléfono móvil: cuestiones celulares


De ser pesadas maletas los móviles han pasado a ser pequeños objetos que caben en cualquier bolsillo. Ya hay más teléfonos móviles que fijos, en América, no son tan populares, los móviles se llaman "celulares".
Los primeros teléfonos portátiles se instalaban en los coches y se comunicaban con un potente transmisor central que cubría un radio de hasta 70 km alrededor de cada gran ciudad. Para poder hablar con la central los teléfonos debían emitir con mucha potencia, la suficiente como para recorrer esos 70 km, de ahí se tamaño y la necesidad de una gran batería.
Entonces llegó la estrategia celular: dividir la zona de cobertura en células mucho más pequeñas, en cuyo centro se instala una antena. Las células de la red de telefonía están coordinadas de manera que la conexión no se corta al pasar de una a otra y el móvil cambia solo de canal.

Si queremos reducir la potencia de emisión de los móviles, se tiene que instalar muchas antenas, para que siempre tengamos una cerca, y así el celular requeriría menos potencias.
Hasta ahora no hay ninguna evidencia científica de que las radiaciones empleadas en la telefonía móvil puedan causar ninguna enfermedad. Estas ondas no son muy diferentes a las de la radio. Tienen algo más de energía, se las considera microondas y están en una zona del espectro electromagnético muy por debajo de los rayos de luz visibles.
Los rayos ultravioletas de alta frecuencia, los rayos gammas y los rayos X pueden provocar problemas de salud, son capaces de romper moléculas y desencadenar el cáncer. Sin embargo, las microondas que originan los móviles son incapaces de romper enlaces entre átomos; por eso la ciencia actual no entiende cómo estas ondas podrían llegar a provocar un tumor. El único riesgo probado para la salud es usar los móviles mientras se conduce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario